Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni, más conocido en nuestros días simplemente como Miguel Ángel, fue pintor, escultor, arquitecto, poeta e ingeniero, siendo en versatilidad y genio comparable tan sólo a Leonardo da Vinci. Miguel Ángel nació en Caprese, en el seno de una familia toscaza perteneciente a la “pequena nobleza”. Inició estudios en gramática pero pronto los abandonó por la pintura y la escultura. Su maestro, Domenico Ghirlandaio, impresionado por los progresos del joven recomendó su ingreso en la escuela del mecenas Lorenzo de Medici. Allí, Miguel Ángel entró en contacto con otros hombres notables transformándose en uno de los artistas más grandes de todos los tiempos. Miguel Ángel destacó en todas los campos en los que trabajó, aunque siempre prefirió la escultura. “La Piedad”, el “David” y el “Moisés” forman parte del selecto grupo de las mejores obras de la Historia del Arte. Miguel Ángel consideraba que la pintura era un arte menor. A pesar de ello y por encargo del Papa Julio II, decoró de forma magistral los techos de la Capilla Sixtina. Esta fue sin duda su mejor aportación a la pintura y uno de los mayores logros artísticos de la Humanidad.